Fuentes: Diario de Jerez, Juan P. Simó Jerez, Elaboración propia.
Año 1970, los Vinos de Jerez están sumidos en una época de bonanza, las ventas no paran de aumentar y el negocio de los caldos jerezanos es muy rentable. Tales eran sus cifras que desde Gran Bretaña llegaron dos empresas Harveys, que aunque ya operaba desde allí no tenía aún sede en Jerez, y Croft, empresa que hasta aquellos momentos se dedicaba al vino de Oporto.
Croft and Co. Ltd. es una de las compañías vinateras más antiguas. Se fundó en Oporto, en 1678 con el nombre de Phayre & Bradley, pero el nombre de Croft no aparece hasta 1736, cuando adoptó el nombre de Tilden, Thompson and Croft.
Uno de los socios era John Croft. En el camino de la bodega aparecieron a principios del pasado siglo dos hermanos: Eran los Gilbey, Walter y Alfred, que adquirieron la compañía Croft en 1911. Los Gilbeys mantenían estrechas relaciones con la familia González en lo concerniente al mundo del vino y al personal.
El 25 de mayo de 1970 es una fecha importante para la compañía, se constituía Croft Jerez SA. La primitiva sede estaba en la calle Zaragoza, allí trabajaban en dos naves, junto a una fábrica de puntillas y frente a la plaza de toros. La planta de embotellado se encontraba enfrente, junto a las instalaciones de Williams de la calle Circo y poseía depósitos de brandy en la calle Puerta del Sol.
El lanzamiento de su producto estrella fue tan exitoso que sorprendió a la propia compañía. El Pale Cream Original es un vino blanco y dulce, muy del gusto inglés, cremoso y de intenso aroma. Eso encantaba a la clientela británica, aunque su acogida fue también muy aceptable en el país.
Debido a las cifras que el negocio iba alcanzando, se decidió trasladar su sede a un gran complejo de bodegas al estilo tradicional, en un lugar ideal, el norte de la ciudad, con una capacidad para 50.000 botas y donde se integraban todas las fases de producción del negocio. Era el Rancho Croft. Aquella jaula dorada que había ideado Vicente Massaveu sobre unos 300.000 metros cuadrados era soporte productivo de uno de los vinos más vendidos del mundo.
En septiembre de 2001, Croft Jerez sufrirá un gran cambio. González Byass compra la compañía pagando a la multinacional Diageo 8.985 millones de pesetas. Querían los del ‘Tío Pepe’ con esta operación aumentar su peso en el mercado exterior.
A partir de ahí el complejo bodeguero sería abandonado, trasladándose la producción de Pale Cream y todo el equipo de la bodega al centro de González Byass. En 2004 el complejo fue vendido Tampa Grupo Inmobiliario por 6.000 millones de pesetas. Más tarde, Tampa vendió los terrenos al Grupo de Ángel Monreal para desarrollar un plan urbanístico. Pero con los terrenos sin recalificar para su construcción todo quedó parado hasta que, cinco años más tarde, se publicó el nuevo Plan General de Urbanismo de Jerez, en el año 2009.
Y justo en ese año estalló la burbuja inmobiliaria. Los trabajos de construcción de chalets quedaron paralizados (reanudándose años después). Toda la zona sufrió grandes obras con motivo de la construcción de la nueva avenida que uniría Hipercor con Área Sur.
Actualmente el edificio más emblemático sigue en pie, y todo apunta a que será derribado para la construcción de nuevas viviendas.
Imagen actual del complejo bodeguero.

Imagen del complejo bodeguero todavía activo.








